14 mayo, 2012

¿Qué hay de nuevo?

Pasaron los meses.
Oliver seguía viviendo en Villas con Tony, quien se enamoró totalmente de Port Spirit, en lo último que pensaba era en Marsellas y cuando lo hacía, sólo era para convencer a su madre que viniera a vivir a este lado del mundo. Pero ella se abstenía de dar una respuesta concreta porque aunque extrañaba mucho a su hijo, seguía teniendo su trabajo en Francia.

Cambiando de familia, dentro de mi casa reinaba la emoción, se acercaba diciembre y todos estaban encantados puesto que iríamos a St. Thomas para visitar a mis abuelos y a gran parte de mi familia. Mi madre no paraba de pensar en que postres prepararía para la cena de Navidad, mis hermanos no podían esperar para volver a esquiar en la nieve y mi padre ya estaba planeando a quien de sus amigos visitaría en nuestra estadía en el pueblo. Yo por mi parte ansiaba volver a patinar sobre hielo y sentarme junto a la chimenea con una taza de chocolate caliente.
Oh, y también Tony iría, junto con su madre. Realmente, muchos parientes irían puesto que sería el cumpleaños 70 de mi abuela unos cuantos días antes de Navidad y haría una reunión con toda la familia. Y conociendo a mi abuela...no sería una fiesta pequeña.

-Así que...¿qué harás tú estás vacaciones?-le pregunté a Oliver mientras tomaba una galleta que me había ofrecido.
-Yo...no lo sé. Hablaré con mi doctor para saber si ya puedo viajar, ¿recuerdas que me lo había prohibido después del accidente?
-Oh cierto, lo olvidé por un momento. Supongo que sí te dejará, después de todo ya han pasado varios meses.
-Sí, eso espero-dio una mordida a una galleta-y si no, bueno, me quedaré aquí y veré El Grinch mientras me como macarons y galletas solo.
-No suena tan mal-reí imaginándome a Oliver tirado en el sofá cantando "You're a mean one Mr. Grinch" con la boca llena de galletas.
-En serio que no, pero sería mil veces mejor si tu estuvieras ahí-me besó en la mejilla-Mrs. Grinch.
-Heeey, no estoy tan verde, insoportable-hice un puchero hasta que me volvió a besar pero terminamos en una pelea de almohadas y con la alfombra llena de galletas.
-A Tony no le gustará esto-dije sin aliento cuando observamos el desastre que habíamos dejado en la sala.
-Ni lo notará-respondió Oliver despreocupado-fue a otra cita con la chica que conoció el otro día.
-Ah si, la que conoció en la heladería ¿cierto?-recordaba que mi primo me había contado emocionado cómo la había conocido.
 Ella trabajaba en una heladería en el centro de la ciudad, y cuando él y Oliver habían pasado por una nieve, Tony la vio atendiendo a un cliente e inmediatamente le gustó. Y le gustó más cuando después de unas horas, cuando terminó su turno de trabajo habían salido a un bar a platicar y resultaron ser muy compatibles.
Esa noche Oliver y yo comíamos una pizza en la sala y Tony irrumpió en el departamento con la sonrisa más grande que jamás le hubiera visto.

-Bueno, aun así será mejor que recojamos este desastre-miré la hora en mi reloj-además ya es tarde, será mejor que me vaya pronto.
-Todavía no son ni las diez y media, Pauline-dijo Oliver inconforme-además Tony no vendrá si no hasta en una hora mínimo.
-Pero...
-Nada de pero, además, si te vas para Navidad, tengo que aprovechar todo el tiempo que tenga contigo ahora-se fue acercando a mi, y cuando su rostro estaba a unos cuantos centímetros y podía sentir su respiración...

-No, espera espera jajajajaja-me había atacado, un ataque de cosquillas-me vengaré Oliver, ¡me vengaré!
No podía detener mi risa, apenas podía respirar y tenía los ojos llenos de lagrimas. Dios, Oliver nunca debió de haber descubierto lo cosquilluda que era yo. Y menos por el hecho de que él, por el contrario apenas y reaccionaba cuando yo lo intentaba atacar de regreso.
Varios minutos y risas (por las dos partes, porque el decía que mi risa era muy...contagiosa?) después, se detuvo y puede respirar normalmente.
-Cielo santo, Oliver, me vas a matar-dije respirando acelerada.
-¿Matar de la risa?-y siguió riendo unos segundos, después me quitó las lagrimas del rostro-esta es la única manera en que te haré llorar.
-Tonto-dije sonriendo.
Después de unos minutos en que sólo estuvimos riendo y diciendo tonterías, recordé la hora y me levanté acelerada mientras recogía los cojines de la alfombra y juntaba las galletas del piso.
-Mala idea tener una alfombra aquí-dijo Oliver mientras trataba de acomodar el lugar también.
-Sí, porque definitivamente la mala idea no fue hacer una pelea de galletas aquí ¿cierto?-dije con sarcasmo
-Claro que no, la culpa sigue siendo de esta alfombra.

Cuando terminamos, tomé mi bolso y me acerqué por un vaso de agua a la cocina antes de irme. Cuando terminé, me recargué en una pared y esperé a que Oliver terminara de hacer lo que estaba haciendo para poder despedirme mientras revisaba que no tuviera mensajes nuevos en el celular.

-¿Qué tal te la pasaste hoy?-preguntó Oliver mientras tiraba las migajas de galleta en el basurero.
-Increíble-apenas y me di cuenta de lo que respondí porque estaba leyendo un mensaje de Matthew en el celular.
-¿Valió la pena recoger el desastre que dejamos?-se acercó a mi mientras ponía un brazo recargado en la pared y el otro lo pasó por mi cabello.
-Por supuesto-guardé el celular y me dediqué a leer los ojos verdes de Oliver.-aunque para la próxima mejor conseguimos una aspiradora.
-O quitamos esa fea alfombra-apenas y escuché esto último porque fue un susurro débil antes de que cerrara mis ojos y me dejara besar por Oliver. Siempre que nos besábamos sentía esta sensación calurosa que recorría mi cuerpo hasta que me daba cuenta de que mi corazón se aceleraba y luego me perdía en mis pensamientos. No estaba segura de qué significaba. Ansiaba más que nada uno de esos besos en los que todo a tu alrededor se detiene y quedas atrapada en ese momento...sin querer saber nada del mundo. Pero...nunca ocurría. Por esa razón pude escuchar el sonido metálico de las puertas del ascensor abriéndose de par en par y los pasos lentos pero ruidosos de alguien.
Quizás si no me hubiera separado de los labios de Oliver en ese momento, el ni siquiera se habría dado cuenta de que alguien había entrado al departamento.

-Buenas noches, tortolitos-dijo Tony mientras pasaba a nuestro lado hacia la cocina
-¿Qué tal tu cita?-carraspeé mientras me quedaba inmóvil, todavía con un brazo en el cuello de Oliver
-Ahora que lo preguntas, ha ido muy bien-se servía un vaso de jugo mientras hablaba casual.
Hubo un silencio incómodo por unos segundos. Aunque Oliver parecía relajado acerca de Tony viendo toda nuestra escena, yo realmente sentía la urgencia de ir corriendo a mi casa. Claro que Tony sabía que Oliver y yo estaríamos aquí y muchas veces pasábamos tiempo juntos los tres pero nunca nos había visto..."juntos juntos" como en ese momento.
-Bueno, creo que es hora de que me vaya-dije mientras ponía mis brazos quietos a mis costados.
-Duerme bien-se despidió Tony sin levantar la mirada y dándonos la espalda para prender el fuego de la estufa y cocinar algo.
-Nos vemos el lunes en la escuela, mon cherie-Oliver me tomó por la barbilla y me dio un beso rápido antes de caminar a mi lado hasta el ascensor y despedirme con una sonrisa traviesa en el rostro.

Que noche.


1 comentario:

Mia dijo...

Me encantaron tus escenas romanticas Pau ;)

OLIVER <3

Ya quiero que vuelva Axell asi que escribe pronto OK??